(Articulo del periódico CLARÍN 2-3-1998) De tener éxito el proyecto de un grupo ultraortodoxo de Jerusalén, dentro de 13 o 14 años el pueblo judío en Israel tendrá su sacerdote puro, criado en condiciones de esterilidad. Este tendrá la ceniza de una vaca roja sagrada que dispersará sobre 5 millones de judíos y estos podrán entonces subir al monte del Templo, cuya entrada les está hoy prohibida por ser impuros.
La revelación del proyecto, publicado ayer por el prestigioso diario israelí Haaretz, causó alarma entre los palestinos. El Monte del templo en Jerusalén está hoy lleno de mezquitas y se puebla los viernes de cientos de miles de creyentes de Mahoma y esto no parece importarles a los miembros fanáticos de la comisión por la reconstrucción del Templo, liderados por el rabino Iosef Elboim: Por ahora estamos de preparativos. Nadie pidió hasta hoy que destruyan las mezquitas y demás construcciones sobre el Monte del Templo. No mañana por la mañana... A sólo unos cientos de metros de un centro de alta tecnología y robótica en Jerusalén, que es orgullo de la moderna Israel con miras al futuro, un grupo de religiosos judíos ultraortodoxos hace serios preparativos para volver al pasado: el pasado del Templo, los sacerdotes purificados y sin árabes instalados en el Monte del Templo.
El proyecto parece complicado al observador laico, pero muy simple de entender al ultraortodoxo judío: familias de descendientes de la tribu sacerdotal (Cohen) aceptarían entregar a sus hijos recién nacidos para que sean criados como sacerdotes para que “mañana” puedan purificar al pueblo entero. Estos serán criados en condiciones esterilizadas, sin contacto con la tierra (sólo caminarán sobre una especie de escenario de madera) ni con nada que haya tenido contacto con la muerte. Los padres de los chicos podrán visitarlos muy de vez en vez, siempre y cuando tengan cuidado de cambiarse de traje para no atacar su total pureza.
El rabino Elboim: Cuando el templo existía, los sacerdotes (cohanim) se purificaban volcándose encima ceniza de vaca roja. Como en este momento no hay ceniza de vaca roja, no hay más remedio que criar sacerdotes (cohanim) y cuidar que se mantengan puros desde su propio nacimiento y hasta la adultez, sin estar nunca en contacto con cosas muertas hasta los días de su adultez, cuando espero que ya haya vacas rojas y con su ceniza podremos purificar a todos los judíos en Israel.
Elboim, encargado de la creación del grupo futuros sacerdotes, afirma que no tendrá problemas en conseguir un mínimo de 20 bebés que serán criados como un grupo. Asegura que cinco bebés candidatos han sido rechazados, mientras tiene buenas probabilidades de ser aceptado en la fábrica el hijo de una mujer que está por dar a luz. La idea de reclutar varios niños es para paliar el aislamiento que se les impondrá, y también para asegurar que -aunque algunos de los jóvenes sean descalificados durante los próximos años- por lo menos uno de ellos llegue a los 13 años en situación de completa pureza, capacitados para dispersar la ceniza de la vaca roja -que debe ser encontrada mientras tanto- y así purificar a todo el pueblo judío en Israel.
El rabino Elboim es miembro de la Liga por la Reconstrucción del Templo, que es una secta de judíos mesiánicos que cree fervientemente en la llegada del Mesías, que podrá efectivizarse sólo si todos los judíos acataran todas las prescripciones religiosas. De aquí también su carácter misionero y su intento de forzar a los demás judíos, ya sean laicos o religiosos, a creer y actuar como si la venida del Mesías fuera una llegada de un ser real de carne y hueso, y no como un concepto espiritual, que es la concepción aceptada por la mayoría de los judíos, religiosos y laicos a la vez. El primer templo judío de Jerusalén fue erigido por el Rey Salomón y destruido hace 2500 años por Nabucodonosor. El segundo fue construido por el rey Herodes y fue derribado por la Décima Legión de Roma, durante el gobierno del Emperador Vespasiano, hace 1928 años.
http://www.clarin.com/diario/1998/03/02/i-03001d.htm
NOTA: Hace 11 años , los judíos mesiánicos comenzaron su búsqueda de un sacerdote puro, de la línea de sangre de Aarón, para la purificación de todo el pueblo judío con una vaca roja que en el 98 no tenían pero, al parecer, ahora sí tienen.
http://www.antesdelfin.com/novilla.html
http://www.institutodeltemplo.org/la-vaca-roja.htm
Y según un artículo publicado por el amigo y hermano alas97 el arca de la alianza, el elemento más importante del templo, estaría preparada para salir a la luz.
http://diario-de-alas97.blogspot.com/2009/06/el-arca-de-la-alianza-sera-revelada-muy.html
La problemática entre judíos y palestinos, que al mundo entero transmiten los medios de comunicación con el motivo territorial, a mi parecer, sobretodo, radica en la ocupación de la explanada del templo, hoy ocupada por la segunda mezquita más importante, después de la Meca. Judíos mesiánicos, sionistas americanos, evangélicos, etc. quieren la reconstrucción del Tercer Templo de Jerusalem, unos para la primera venida de un Mesías que tenía que haber venido hace 2000 años, otros para la venida del anticristo y otros para el cumplimiento profético de la venida del anticristo y el consecuente rapto secreto, milenio en la tierra, etc.
Muchos cristianos creemos en la posible venida del anticristo, esa posibilidad la extraemos de versículos como el de 2º de Corintios 11:14, dónde Pablo dice: “Y no es de extrañar, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz”.
Puede que uno de los engaños del Enemigo de la Humanidad, sea aparecer en el templo de Jerusalem, reconstruido reclamando la alabanza para sí. Engañando a los cristianos, tratando de quitar a Jesucristo el valor por el sacrificio que hizo por nosotros. Muchos serán engañados, lo cierto es que no sabemos como será el Gran Engaño Final. No sabemos si utilizará la reconstrucción del Tercer Templo y aparecerá como todos pensamos que lo hizo Jesús, con un aspecto semejante al Jesús que nos han pintado a lo largo de la historia, o empleará el fenómeno extraterrestre para aniquilar por completo la creencia en un Dios reemplazándola por la de unos seres superiores que nos dejaron en este planeta y ahora vienen a ayudarnos.
Mateo 24:23 dice: Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. 27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. 28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. 29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? 4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. 6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.
Debemos estar preparados, porque Satanás no va a perder la oportunidad de un Gran Engaño Global. Debemos recordar que podría simular una invasión extraterrestre, o la misma venida de Cristo. Pero como dijo Jesucristo: “por sus obras les conoceréis”.
Satanás intentará invalidar la ley de Dios, tratará de que todo el planeta le adore, demostrando su soberbia y cambiará el día de adoración del Sábado bíblico al domingo católico romano. Amigos, preparemos nuestro corazón para aceptar la verdad de Cristo, para no dejar en él lugar al engaño que Satanás nos tiene preparado.
Que Dios os bendiga.
Fábrica de sacerdotes puros
2012, Hollywood y las profecías bíblicas
Como en alguna otra ocasión, os recomiendo que entréis al enlace que a continuación adjunto del blog de Alas97.
La vacunación. ¿Es verdad todo lo que nos dicen los médicos?
11 de Septiembre de 2001
El dinero se extinguirá para dar paso al microchip
Irán, petróleo, sionismo y "caballos de troya"
Manuel Freytas Una invasión militar de Irán por vía terrestre para derrocar al régimen de los ayatolas (el verdadero objetivo de Washington), le costaría a EEUU e Israel bajas humanas y pérdidas militares imposibles de mensurar. Esta realidad es la que guía (y guió) el diseño de planes estratégicos orientados a desestabilizar Irán por medio de una guerra civil, y a generar consenso a eventuales operaciones militares aéreas contra instalaciones nucleares y militares de Teherán. Esa es la lógica que conduce a la actual operación “caballo de Troya” con los reformistas. Si el eje Washington-Tel Aviv decidiera invadir militarmente por tierra a Irán posiblemente el infierno de Irak o de Afganistán, o la ratonera del Líbano en 2006, lucirían como paseos turísticos comparados con lo que les depararía a sus tropas el gigante islámico de Medio Oriente. Irán cuenta con un territorio cuatro veces mayor, y tiene un equivalente a casi tres veces la población de Irak. Para comparar, basta citar el ejemplo de Líbano en 2006, donde 30.000 soldados israelíes, con tanques, baterías de artillería, helicópteros artillados, cobertura aérea con misiles, bombas “inteligentes” y fuego naval, no pudieron doblegar a los 5.000 combatientes de Hezbolá entrenados por Irán y Siria. En términos convencionales, las Fuerzas Armadas iraníes son las más numerosas y poderosas del Medio Oriente: cuentan con 1.000.000 de efectivos distribuidos entre el Ejército de Tierra, la Fuerza Aérea, la Marina y el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI). La doctrina y la estrategia de Defensa militar iraní, prevé la movilización, en caso de necesidad, de un “Ejército islámico” de 20 millones de personas sobre un total de más de 70 millones de habitantes. Tanto hombres como mujeres, de 12 a 60 años, reciben preparación militar en las filas de las milicias populares, y en caso de guerra podrían ser incorporados a las fuerzas armadas regulares. El Cuerpo de los Guardianes de la Revolución, considerado como el “ejército ideológico” del régimen, representa “un ejército dentro del ejército” ya que cuenta, además de sus fuerzas terrestres, con Fuerza Aérea y Marina propias, además de la policía y del resto de las fuerzas de seguridad bajo su control. Además, los Guardianes de la Revolución cuentan con el “Kode”, un cuerpo de elite de 15.000 hombres cuya misión es organizar operaciones especiales en la retaguardia enemiga. La Guardia Revolucionaria tiene bajo su mando a las milicias voluntarias (mujaidines), que cuentan con unidades de combate y un sistema de movilización permanente en todas las localidades. Además de su excelente preparación militar, los soldados y mujaidines iraníes están mentalizados en una sólida formación “religiosa-doctrinaria” imbuida en los valores y preceptos del Islam, que los torna inmunes a operaciones de guerra psicológica convencionales (como ya se demostró con Hezbolá en Líbano). Este escenario preliminar, referenciado por el poder militar y la capacidad de defensa de Irán, fue lo que determinó que el Pentágono, en la época de la dupla Cheney-Rumsfeld (después de evaluar costos y beneficios) descartara una invasión terrestre al país de los ayatolas. La realidad de un Irán inexpugnable por tierra, a su vez, determinó la necesidad de diseñar una estrategia de operación encubierta de infiltración en Irán con la finalidad de crear una división interna entre el poder teocrático y conservador de los ayatolas (que detenta el poder real y concentra todas las decisiones) y los sectores “reformistas” que se nuclear principalmente en la universidad, el Parlamento y medios de comunicación. Después de la invasión de Irak, en el 2003, y luego de consolidar el control sobre los militares y las corporaciones de inteligencia tras el 11-S, el lobby sionista de la Casa Blanca y el Pentágono, cuyos jefes eran el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa, Donald Rumsfel, se dedicó a la preparación de acciones encubiertas para apuntalar eventuales planes de acción militar contra Irán. Según señalaba por entonces el influyente columnista de New Yorker, Seymour M. Hersh, los estrategas del lobby neocon planeaban complementar los “ataques militares preventivos” contra Irán y Siria, con operaciones encubiertas de la CIA orientadas a fortificar a los grupos opositores internos enfrentados al régimen autocrático de Irán, al que la inteligencia norteamericana continúa señalando como protector principal de los grupos “terroristas” que desarrollan su accionar en Irak y Medio Oriente. Mediante amenazas constantes y veladas de represalia militar, y acusando a los clérigos de cobijar al “terrorismo de Al Qaeda” en territorio iraní, la Casa Blanca y el Pentágono de Bush intentaron precipitar reacciones sociales masivas de los reformistas del presidente Jatamí contra el régimen teocrático del ayatolah Jamenei. Intentaban poner una cuña de enfrentamiento armado entre “reformistas” y “fundamentalistas”, con la finalidad de debilitar al régimen iraní y conseguir consenso social y político para un ataque militar a las instalaciones militares y nucleares estratégicas de Irán. Su objetivo principal estaba dirigido a conseguir que fueran los propios sectores “reformistas” iraníes los que se enfrentaran a los ayatolas “protectores de terroristas”, para promover un “golpe democrático” interno, o una “revolución reformista”, que sirviera de columna vertebral para derrocar al régimen teocrático instalado con la revolución islámica de Komeini en 1979. La operación respondía a un diseño general estratégico orientado a armar “caballos de Troya” en el mundo árabe y musulmán, usando como pretexto el combate “democrático” contra el “terrorismo” y las “dictaduras”. No se trataba de otra cosa (y como fue plasmado en el discurso de la segunda asunción de Bush) que de la complementación de la “guerra contra el terrorismo” con el combate contra las “tiranías” mediante “procesos democráticos” instaurados en todo el tablero del mundo árabe y musulmán. La primera fase del plan para dividir Irán, tuvo una operación inicial de alto impacto en junio de 2003 , cuando durante seis noches consecutivas, miles de estudiantes y militantes del reformismo se lanzaron a las calles a protestar y a pedir “la horca” para el jefe espiritual de Irán, el ayatolah Jamenei, y fueron duramente reprimidos por las milicias y las fuerzas de elite del régimen teocrático que mantiene un férreo control sobre la policía y las fuerzas armadas. El gobierno y los servicios de inteligencia iraníes señalaban por entonces que la CIA infiltró estos movimientos con la intención de crear un “clima preparatorio” de agitación social, y desde ahí avanzar con cuadros entrenados a un enfrentamiento armado abierto en las calles en un estado de virtual guerra civil. Desarrollando la misma lógica y metodología que utilizaron contra Saddam Hussein antes de la invasión a Irak, se intentaba crear un clima de revuelta contra el poder teocrático de los clérigos con la finalidad de debilitarlo, y consolidar una alianza con los reformistas que les otorgase consenso social y político para un ataque militar ya planificado por el Pentágono, señalaban por entonces analistas del mundo árabe. Los halcones neocon del Pentágono creían que una fuerte presión social sobre el régimen iraní podría desatar una revuelta interna contra el gobierno islámico de Teherán, de la misma manera que predecían que Saddam iba a ser eliminado por una sublevación interna antes de la guerra. Mientras se desarrollaba el plan desestabilizador en Teherán, en junio de 2003, George W. Bush decía sugestivamente por cadena nacional que las manifestaciones en Irán “son una señal “positiva” y “el comienzo de la expresión popular por un Irán más libre”. Durante la primera experiencia subversiva de laboratorio para desestabilizar Irán, y mientras crecía la violencia en las calles de Teherán, el ayatola Alí Jamenei advirtió a los manifestantes que si no desistían tendrían que enfrentar las consecuencias represivas más duras, recibiendo como respuesta un incremento de los disturbios. Finalmente, el régimen iraní lanzó sobre los bastiones golpistas una feroz operación represiva combinada de milicias, policías y fuerzas especiales que culminó con un baño de sangre y la muerte de centenares de estudiantes y militantes que -según los “reformistas”- las estadísticas oficiales ocultaron celosamente. Tras los comicios del viernes 12 de junio que consagraron la reelección de Ahmadineyad por el 63% de los votos (y a 6 años de la primera experiencia desestabilizadora con Bush), nuevamente la chispa de la subversión interna fue lanzada a través del candidato reformista derrotado, Musavi, bajo consignas de acusaciones de fraude. Ya no se pide la “horca” para el ayatola Jamenei como en 2003, sino que se pide la anulación de las elecciones y la renuncia del “dictador” Ahmadineyad. “¿La historia se repite? Washington ha renunciado a atacar militarmente a Irán y ha disuadido a Israel de tomar esa iniciativa. Para conseguir “cambiar el régimen”, la administración Obama prefiere jugar la carta –menos peligrosa aunque más incierta- de la acción secreta”, señala desde Red Voltaire, Thierry Meyssan. Para el analista francés, “Dichas manifestaciones reflejan una profunda división en la sociedad iraní entre un proletariado nacionalista y una burguesía que lamenta su marginación de la globalización económica. Actuando bajo cuerda, Washington intenta influir en los acontecimientos para derrocar al presidente reelegido”. Tras el derrocamiento del Sha en 1979 ,y la posterior expulsión de EEUU por la Revolución Islámica del ayatola Komeini, la CIA realizó diversas operaciones de infiltración frustradas para derrocar al régimen nacionalista islámico que controla el poder militar y económico en Irán. Los sucesivos intentos de la inteligencia norteamericana por desestabilizar al gobierno de Komeini fueron neutralizados sistemáticamente y sus agentes fueron detectados y ejecutados por las fuerzas del régimen nacionalista islámico. Habiendo fracasado sus operaciones encubiertas en Irán, EEUU decidió invadir militarmente a ese país utilizando a Saddam Hussein y a su ejército por entonces armado y entrenado por la CIA y el Pentágono. Tras una larga guerra Irak-Irán que abarcó casi toda la década del 80, y produjo un millón de muertos entre civiles y militares, Saddam y el régimen iraní firmaron un final de las operaciones militares, con el cual fracasó el intento de EEUU por reapoderarse del petróleo iraquí. Posteriormente, y tras la Primera Guerra del Golfo en la década del 90, la CIA retomó sus contactos con el régimen iraní de los ayatolah con el objetivo de organizar la desestabilización del líder iraquí desde territorio iraní. Desaparecido Saddam Hussein tras la ocupación norteamericana de Irak, se produjo una nueva ruptura de vínculos entre EEUU y el gobierno teocrático del ayatola Jamenei, que ya preveía que el próximo objetivo militar del Pentágono sería Irán. A diferencia de Bush y los halcones, la estrategia de la administración de Obama parece centrarse en una línea más sutil de “guerra por otras vías”, explotando el flanco de debilidad interna (la división entre “fundamentalistas” y “reformistas”) y disimulando el objetivo con una aparente “neutralidad” en el conflicto. Ya no se trata de una revuelta abierta contra el poder de los ayatolas, como en junio de 2003, sino de una pulida operación de guerra psicológica en el frente social que utiliza a la oposición “reformista” iraní como un caballo de troya para desgastar el poder de los ayatolas y deslegitimar el triunfo de Ahmadineyad en las urnas. Para tener en claro como se desarrollan (y hacia qué blanco apuntan) los hechos del laboratorio desestabilizador en Irán, hay que partir de un principio: No hay un solo Irán sino que existen “dos Irán”. El primer Irán, islámico confesional, marcadamente antisionista, anti-Israel y anti-EEUU, se representa en el Estado y en el gobierno de los ayatolas que controlan con mano de hierro los dos enclaves estratégicos del poder iraní: la economía y las fuerzas armadas y de seguridad. El segundo Irán se representa en el sector de los “reformistas” (un segmento de la sociedad formado en la ideología “liberal” y en las pautas de la sociedad de consumo capitalista occidental) cuyo emergente social y su ideología “occidentalizada” son incompatibles con el fundamentalismo religioso del régimen teocrático de los ayatolas. El primer Irán está en guerra contra Israel y EEUU, y el segundo quiere fusionarse con la “civilización occidental” y negociar pautas de convivencia con Israel y EEUU. Como concepto central hay que precisar que el “Irán reformista” es tan o más enemigo del “Irán fundamentalista” como lo son Israel y EEUU. Durante siete días el círculo de la operación golpista se cerró con sus cuatro actores principales: El “fraude”, la “protesta popular”, los muertos y la presión internacional para obligar al gobierno de Irán a suspender las elecciones. En este contexto, el plato está servido para que los servicios de inteligencia estadounidenses y europeos (principalmente británicos), infiltrados en las usinas “reformistas” de la universidad y de los medios de comunicación iraníes, completen el escenario para hacerle perder el control de la situación al régimen de los ayatolas. Esta es la razón central que explica porqué las clases medias y altas “reformistas” iraníes son el natural elemento de infiltración de las potencias sionistas para derrocar a los ayatolas y a su gobierno hoy conducido por Ahmadineyad. En ese escenario, y como complemento del plan militar, el proyecto estratégico de EEUU, Israel y las potencias sionistas aliadas, no gira alrededor de la destrucción de Irán, sino alrededor del fin de régimen de los ayatolas. Como ya sucedió durante las revueltas desestabilizadoras de junio de 2003, el máximo jefe y líder espiritual de Irán, bajo cuyo mando directo están las fuerzas armadas, la policía y las fuerzas especiales (en suma, todo el poder militar de Irán), el ayatolá Jamenei, advirtió, junto al presidente Ahmadineyad, a las potencias occidentales que se abstengan de intervenir en los “asuntos internos de Irán”. En un mensaje hacia adentro, el jefe espiritual aconsejó al líder Mir Musavi y a los dirigentes opositores “agotar la vía pacifica” y evitar la violencia en los reclamos callejeros que -según el oficialismo”- han dejado 8 muertos, y según los sublevados, las victimas de la represión ya superan el centenar. El Ministerio de Inteligencia de Irán, por su parte, informó el jueves que había descubierto una trama terrorista con vínculos en el extranjero para poner bombas en mezquitas y otros lugares muy frecuentados en Teherán el 12 de junio, cuando se celebraron las elecciones presidenciales. La cadena estatal de televisión IRIB citó un comunicado del ministerio en el que se señalaba que se habían descubierto varios grupos terroristas, y añadía que estaban vinculados con los enemigos exteriores del país, entre ellos, Israel. “Miembros de una de las redes descubiertas estaban planeando poner bombas el día de las elecciones en varios lugares frecuentados de Teherán, incluyendo las mezquitas de Ershad y Al Nabi”, dijo el comunicado, en referencia a dos importantes mezquitas de la capital. En las antípodas, la información de las usinas “reformistas” hablan de detenciones masivas y de decenas de muertos que ya habrían superado a los de las sublevaciones estudiantiles de 1999 y 2003, donde muchos de los cabecillas fueron fusilados y exterminados durante los procedimientos. Como clara señal de que registraron las advertencias de los ayatolas, los presidentes y funcionarios de las potencias europeas aliadas de EEUU (que habitualmente encienden el firmamento de las protestas golpistas con sus declaraciones), esta vez, desde Obama para abajo, han resuelto mantener “perfil bajo”. No obstante, y con las protestas que ahora (en un cambio de estrategia) han tomado una cariz “pacifista” y se siguen extendiendo, los expertos esperan un desenlace que las desactive militarmente y las descabece como en junio de 2003. Hay un punto de coincidencia entre los especialistas: El régimen iraní, ante la persistencia consecutiva de las protestas, se va a ver obligado a cortarlas de raíz para evitar que sigan generando y contagiando un clima de “guerra civil” en ebullición (tal como esperan EEUU y las potencias occidentales). Esta semana, el gobierno iraní cerró las fronteras informativas, bloqueó espacios de la sedición “reformista” en Internet, y realizó claras advertencias a la prensa internacional que siempre actúa como “herramienta complementaria” de los planes de desestabilización con los “caballos de troya” reformistas. Una segunda fase (de advertencia antes del desenlace), se concretó con el mensaje que este viernes pronunció el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, en la mezquita de la Universidad de Teherán. Jamenei, que excepcionalmente pronuncia los sermones del viernes, ocupó la principal tribuna del régimen para hablar en público desde que comenzaron los enfrentamientos una semana después de las elecciones presidenciales denunciadas como “fraudulentas” por la oposición reformista. El jefe espiritual de Irán afirmó que Mahmoud Ahmadinejad había ganado por 11 millones de votos, un total que era impensable manipular. “La República Islámica no hace trampas”, aseguró, al tiempo que elogió el nivel de participación en las elecciones del 12 de junio, diciendo que era algo que no ocurría desde 1979. El líder supremo, criticó las protestas callejeras y pidió que se suspendieran. Reconoció que los debates y las polémicas estaban bien, pero que “las diferencias se deben resolver en las urnas y no en las calles”. Añadió que cualquier duda debía ser expresada por canales legales, y advirtió: “No aceptaré ninguna iniciativa ilegal”. Luego advirtió que si la oposición no suspendía las manifestaciones, “ellos serán responsables de las repercusiones negativas, la tensión y el caos”. “Si hay un baño de sangre, los responsables serán los líderes de las protestas”, afirmó el jefe espiritual de Irán. De este mensaje -se estima- van a salir las líneas cifradas del próximo paso que va a dar el poder iraní para terminar de descabezar la “operación caballo de Troya” que -en una segunda versión mejorada- han lanzado las usinas de inteligencia estadounidenses, europeas e israelíes contra Irán. Y así como hubo un experimento bis, también – si las protestas no se desactivan- va a haber un desenlace bis. ***** (*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
IAR Noticias
21/06/09
Al mismo tiempo, el terreno de Irán es mucho más montañoso que el de Irak, y conforma el teatro ideal para la guerra de guerrillas, en la cual están entrenados alrededor de 500.000 mujaidines voluntarios preparados para ser movilizados en cualquier momento.Caballos de Troya
La primera experiencia en 2003
La experiencia bis
El laboratorio de Obama
El desenlace